Correo 02.12.08
DEFIENDEN A SU ALCALDE
Exigen impunidadCon pequeñas banderas verdes y carteles unos 2 mil 500 tambograndinos, entre hombres, mujeres y hasta niños, han marchado por las principales calles de la ciudad hasta la sede del Poder Judicial, en solidaridad con sus dirigentes que se encuentran procesados por los actos vandálicos ocurridos en el 2001 y en reclamo del archivamiento definitivo del expediente.
La movilización se produjo, no obstante que la jueza Gladys Quiroga, del Sexto Juzgado Penal, había pospuesto la lectura de la sentencia que iba a dictar a nueve inculpados, entre ellos el alcalde de Tambogrande, Segundo Ramón Moreno Pacherres, el ex burgo maestre Francisco Ojeda Riofrío, entonces presidente del Frente de defensa del valle San Lorenzo y Tambogrande, y el ex dirigente del Frente urbano de Tambogrande, Nicolás Sandoval Frías.
Desde tempranas de la mañana fueron llegando en camionetas, camiones y buses hasta las inmediaciones del óvalo Cáceres, donde se concentraron y emprendieron la movilización, siempre resguardados por un importante contingente de policías del Escuadrón Verde.
Entre los manifestantes, que proclamaban su conocido estribillo "Agro sí, mina no", habían ronderos, con sus látigos, que estaban encargados de mantener el orden, miembros de las juntas de usuarios y comisiones de regantes.
También del Frente de defensa del valle San Lorenzo y Tambogrande y del Frente urbano de Tambogrande, municipalidad de Tambogrande, asociación de colonos, también amas de casa, entre otros.
Además los inculpados Ojeda Riofrío y Sandoval Frías.El presidente de la comisión de marcha, Luis Riofrío Crisanto, recordó que el Poder Judicial había citado a ocho dirigentes para ser sentenciados.
"Esto es injusto, a nosotros no se nos ha probado nada, por eso el pueblo está marchando para pedir justicia y que se archive el proceso", sostuvo.Señala que el pueblo está alerta ante cualquier cosa que puedan hacer contra sus dirigentes.
PREPOTENCIA.
El alcalde Segundo Moreno Pacherres consideró que ha existido abuso y prepotencia de la empresa Manhattan al pretender desarrollar la explotación minera en Tambogrande y ha exigido a los Gobiernos Regional y Nacional el cese de las concesiones y petitorios mineros en propiedad de los campesinos, así como la derogatoria de los ya otorgados.
Dijo esperar que la jueza se pronuncie por el archivo definitivo del expediente, tras expresar la sospecha de que detrás del proceso esté el poder político y económico.También rechazó la pretensión de que se privatice el agua, que es vida.
Y pidió el respeto a la consulta popular de los pueblos de Ayabaca, Carmen de la Frontera y Pacaipampa. Después de entrevistarse con el presidente de la Corte de Justicia de Piura, Moreno señaló que Roberto Palacios Márquez ha prometido conocer más de cerca el caso y ha expresado el compromiso del Poder Judicial de que se expedirá un pronunciamiento justo, transparente e imparcial.
PREOCUPACIÓN.
El abogado Quique Rodríguez, que asesora a varios de los inculpados, ha expresado que la marcha de ayer responde a la preocupación del pueblo por la eventual condena de sus dirigentes, que en su momento defendieron los intereses del distrito y han sido absueltos en dos ocasiones por dos jueces diferentes.
"Nadie puede negar que los disturbios ocurrieron, pero no se ha logrado probar que los procesados sean los autores de tales hechos", sostuvo, para agregar que no se ha desvanecido la presunción de inocencia.
Refiere que el proceso incluye delitos graves como incendio agravado, que tiene penas máximas de 15 años, con lo cual no procede ninguna prescripción. Estimó que en ocho días el representante del Ministerio Público emitirá nuevo dictamen y la jueza evaluará la situación, para determinar si señala nueva fecha para la lectura de la sentencia o se pronuncia en otro sentido.
El Frente de defensa Valle de Los Incas ha solventado el transporte de sus campesinos, pues a los 1 mil 200 usuarios se les descuenta 1 sol de la cuota de agua que sirve para costear estos viajes. Ayer habían contratado 30 camiones para el transporte de los manifestantes
EN QUEMA DE CAMPAMENTO DE MANHATTAN, TAMBOGRANDE
8 años de impunidadHan transcurrido casi ocho años desde los sucesos de Tambogrande (la destrucción y saqueo del campamento de Minera Manhattan) y el fantasma de la violencia aún amenaza.
Esta vez, los agitadores de entonces en el autodenominado "Frente de Defensa del Valle de San Lorenzo y Tambogrande" vuelven a levantar al pueblo: lo convocan a marchar hacia la Corte Superior de Justicia de Piura, donde se sentenciará a algunos de los responsables de la más grande asonada de violencia vivida en la región Piura durante la era post Sendero.
En el siguiente informe, Correo rememora lo que ocurrió entonces, durante el paro del terror del 27 y 28 de febrero de 2001.El paro "pacífico" en Tambogrande comenzó el 27 de febrero, con el sitiado de la ciudad por varios bloqueos en la carretera que la comunica desde Sullana.
Los piquetes organizados por el frente, que encabezaba Francisco Ojeda Riofrío (electo después alcalde del distrito) interrumpieron el tránsito desde La Tranca, pasando por La Peñita, Malingas, Pedregal, Sinchi Roca y Valle de los Incas, hasta las inmediaciones del campamento de Minera Manhattan.A Ojeda se le vio -y fotografió- "inspeccionando" esos bloqueos desde las primeras horas de ese martes, acompañado del abogado de la Diaconía por la Justicia y la Paz, Alejandro Silva Reyna.
Dijo a la prensa que se trataba de "una medida pacífica", pero arengó que no saldrían de allí y que tenían planeado "luchar hasta el final".
EL PRIMER ATAQUE.
Unos 600 tambograndinos le tomaron la palabra y enrumbaron, esa mañana hasta, la sede de la minera en la entrada del pueblo. La policía, al mando del Crnl. PNP Antonio Cabrera Sánchez, intento contenerlos y efectuó algunas detenciones (dos o tres según la versiones).
Fue el pretexto ideal, pues cientos de vándalos liderados por el frente de Ojeda atacó las instalaciones de Manhattan, donde se dice que la Policía Nacional llevó a los detenidos. Fueron las primeras escaramuzas de una jornada que degeneró, como era previsible, en sangre, fuego y terror.
MEDIADORES EN CORRIDA.
Al principio, fueron piedras que eran respondidas con gas disuasivo de la policía. Pobladores y efectivos del orden reportaron varios heridos en sus filas. Ya por la noche, se rumoreaba insistente la toma del campamento, y la expulsión de Tambogrande, por la fuerza viva, de la minera Manhattan.
De nada sirvió la mediación que intentaron ese primer día el jefe de la Sub Región Policial de Sullana, el fiscal Edwar Ríos Montreuil y el abogado de Diaconía. Los vándalos actuaron con carta blanca para atacar cualquier propiedad o persona que les olía a minería, y hasta el fiscal tuvo que esconderse para no correr la misma suerte.
Un reportero de Correo, Oliver Guerra, fue duramente golpeado por la turba y su material periodístico requisado ilegalmente. Ojeda alegó después que se trataba de "infiltrados", que también instigaron a asaltar las plantas procesadoras de mango en el distrito.
TERROR NOCTURNO.
Pero lo peor ocurrió el segundo día del paro. En esa jornada, el saqueo y la violencia ya no se circunscribieron al campamento de la minera, cuya custodia llegó a reunir unos 300 policías.
Cuando la población dormía, grupos de encapuchados (se sospechó de Sendero Luminoso) sembraron el pánico en el centro de la ciudad.Utilizaron bombas incendiarias para destruir la oficina de Manhattan Sechura en la calle Lima. Mobiliario, equipos de cómputo, documentación de la empresa y hasta el local, quedaron reducidos a cenizas.
El fuego amenazó los inmuebles cercanos a la parroquia y la gente abandonó sus casas para correr hacia el río.
¡AL ALCALDE!¡AL ALCALDE!
Los sucesos de esa noche fueron premonitorios respecto a lo que se venía. Los desconocidos también prendieron fuego a la sede de proyección social de la empresa, y se disponían a hacer lo propio con las oficinas de la estatal Prompyme sino fuera porque a último momento desistieron de su propósito al no poder violar el acceso.
Igual destrozaron el letrero.Vecinos aseguraron haberlos escuchado vociferar en la calle que iban en busca del alcalde de Tambogrande, Alfredo Rengifo, pero no lo hicieron por temor a ser denunciados. ¿El alcalde sí los conocía?.
Nadie lo sabe, pero estos sujetos quemaron y arrasaron con inmuebles privados antes de desaparecer en medio de la oscuridad de la noche.
EL ASALTO FINAL.
Cuando amaneció la población estaba en un estado de temor generalizado. Y el vendaval violentista recrudeció después del mediodía, cuando cientos y hasta miles de seguidores del Frente tomaron por asalto el campamento de Manhattan, obligando al retiro del destacamento policial, exhausto, con heridos y ya sin pertrechos para defenderse.
Los forados hallados en la muralla de ladrillo y concreto que había construìdo Manhattan, eran señal clara del empleo de explosivos para poder asaltar esas instalaciones.Cuando entraron la propiedad fue saqueada, para robar lo que se podía, y después destruída a punta de fuego. Seis viviendas piloto construídas por la minera, como "modelo" para la reubicación de pobladores en una posible explotación, ardieron durante la asonada.
EL MITIN DE LA VICTORIA.
Vehículos de la empresa Hermanos Britto y equipos de exploración diamantina también corrieron esa suerte, junto con otros inmuebles de la contratista canadiense. Cuarenta horas de zozobra concluyeron con un "mitin de la victoria", desarrollado por el frente en la Plaza de Tambogrande.
Allí, Nicolas Sandoval Riofrío, dirigente de una facción del Frente de Ojeda y uno de los procesados por esos hechos, elogió el apoyo de los alcaldes y ensalzó la "solidaridad" del entonces arzobispo de Piura, Oscar Cantuarias Pastor, con la "lucha antiminera".
Sorprendentemente, en la misma línea en que los dirigentes del frente propusieran que el 28 de febrero se recuerde en el distrito como "día cívico", el jefe de la iglesia piurana le pidió al gobierno el retiro inmediato de la minera y que abandone la idea de autorizar un proyecto minero en la zona.
FIN A LA INVERSIÓN.
La exhortación de Cantuarias llegó tarde. Ese mismo día, en un sobrevuelo por Tambogrande, el gerente de Manhattan, Roberto Obradovich, constató los daños millonarios y, ante la destrucción total, dejó entrever la posibilidad del retiro de la inversión en los yacimientos de oro por falta de garantías.
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